REDACCIÓN (I. Fernández).- Es el primer año que Derecho a Vivir participa en una Cabalgata de Reyes. La idea fue de nuestro querido Víctor Gago, responsable de Comunicación, e inmediatamente fue acogida con gran ilusión por todos. ¿Dónde mejor iban a estar nuestras ilusiones, esperanzas y proyectos por la defensa de la Vida que en una carroza llena de vida y acompañando a los Tres Reyes Magos?.
Los Reyes Magos son esos hombres sabios que no dudan en dejarlo todo: comodidades, saber, reconocimiento, etc. para ir a acoger a un niño, un niño muy especial que será Rey de Reyes, el Salvador de toda la Humanidad, pero niño al fin y al cabo.
Esto me recuerda el pensamiento del escritor Khalil Gibran: “Alejadme de la sabiduría que no llora, de la filosofía que no ríe y de la grandeza que no se inclina ante los niños”.
La grandeza de los Sabios de Oriente no dudó ni un momento en inclinarse ante los niños. Muy al contrario de la actitud del Rey Herodes que fingiendo interés en ir a adorarlo, lo que tiene es un gran temor de que un niño recién nacido pueda arrebatarle su trono y su poder, un temor que lo lleva al infanticidio. Un infanticidio que lamentablemente no ha parado desde entonces, sino todo lo contrario, ha crecido hasta el punto de convertirse en un inventado derecho.
Pero la festividad de la Epifanía es también la fiesta de los niños, los niños a los que la sociedad ha permitido nacer y que están felices porque ese día se les agasaja con todo tipo de regalos, al igual que los Reyes Magos hicieron llegar los suyos: oro, incienso y mirra a aquel pequeño Niño Jesús que nació en Belén.
Desde entonces, el recuerdo de los Reyes Magos hace que sigan viniendo, todos los años, de muy lejos, y a su paso por todas las ciudades españolas se les unen en cortejo innumerables carrozas de ciudadanos, que desde sus asociaciones y agrupaciones quieren estar también presentes en esta alegre fiesta para los niños y para la familia.
En los últimos años hemos visto como esos cortejos han ido perdiendo el origen de la fiesta y, muchas veces, parece que asistimos más bien a un desfile de carnaval que a una Cabalgata de Reyes. Ya no quedan casi ningún motivo navideño en los desfiles, a excepción de los Reyes Magos, sí hay, por el contrario, mucho malabarista, muchos y variopintos disfraces entre los participantes, pero nada que ver, o muy poco, con la representación de esos primeros adoradores que se acercaron hasta el pobre pueblecito de Belén.
Por ello, la irrupción de la Carroza de Derecho a Vivir, en la Cabalgata del Distrito de Chanmartín, en Madrid, que tuvo lugar el día 4 de enero, -un día antes de la gran cabalgata del Ayuntamiento de Madrid- fue todo un acontecimiento.
Por primera vez, una cabalgata de un distrito (a parte de la gran cabalgata de Madrid, hay muchas otras cabalgatas en la mayor parte de los distritos madrileños de la capital), el de Chanmartín, obtenía también un gran interés por parte de los medios, gracias, en mucha parte, a nuestra carroza. Una carroza que consistía en un camión de 12 metros de largo, lleno de niños. Niños felices que festejaban la vida y que con su sonrisa repartían caramelos a otros niños. Sabemos que los niños son los primeros próvida, ellos son niños y no entienden cómo puede haber otros niños a los que no se les permite nacer.
La Carroza de Derecho a Vivir, cómo no podía ser de otro modo iba hasta arriba de niños, en total unos cincuenta niños y algunos adultos responsables del cargamento, que no paraban de reír y de lanzar caramelos y globos de Derecho a Vivir a todos los niños y mayores asistentes a este alegre desfile de fiesta.
Los Reyes Magos estaban encantados de llevar por primera vez entre su cortejo el origen de todo este tinglado: La Vida.
Y los ciudadanos de Chanmartín nos aplaudían a nuestro paso, los vehículos nos saludaban alegremente con su bocina y sus ocupantes nos lanzaban besos y sonrisas.
La acogida fue extraordinaria desde un principio, la Asociación de Comerciantes de López de Hoyos, iniciadora de esta cabalgata, estuvo desde un principio encantada en que participáramos en ella. De igual modo, nos acogió después la Junta de Distrito. Y la sociedad ya conoce de sobra, por las numerosas veces que hemos salido a la calle, que los defensores de la Vida somos gente buena, pacífica, alegre y con el corazón muy cerca de los niños.
Y en poco tiempo, conseguimos organizarlo todo y fletar una carroza donde se podían leer palabras llenas de Vida como: “Niños”, “Nacer”, “Mamás”, “Familia”, que junto con el lema “Derecho a Vivir” y dibujos navideños de la Sagrada Familia, lo llenaron todo, bueno, llenaron los huecos que dejaban libres todos los niños que fueron montados en nuestra carroza.
El día antes de la cabalgata teníamos una lista de más de 90 niños que querían subir a la carroza, pero por motivos de espacio hubo que reducirla a 50. Sin embargo, todos asistimos, bien dentro de la plataforma, o bien fuera de ella. Y el tiempo, gracias a Dios, también acompañó. Toda la mañana estuvo lloviendo, pero minutos antes de que empezara el desfile, a las 5:30 horas, paró de llover inesperadamente y así continúo el resto de tarde.
Los pequeños milagros no dejaron de sucederse, y por todo ello volveremos a repetir el próximo año, y esperamos que la presencia de Derecho a Vivir pueda ir creciendo en otras muchas cabalgatas, en todos los pueblos de España.
Nosotros volveremos a estar allí, pese a algunas críticas furibundas de algunos socialistas que parecen no querer recordar cuál es el origen de esta fiesta: EL NACIMIENTO DE UN NIÑO.
Pero nosotros hacemos nuestra la frase de Cervantes: “Ladran Sancho, luego cabalgamos”.
Y seguiremos siempre así, pues cada día somos más los que nos unimos a este camino que defiende siempre la Vida de los más inocentes, los niños, y también la Vida Feliz de unas madres, que sin sus hijos experimentarían la tragedia.
Muchas gracias a todos vosotros, voluntarios y comprometidos por la Vida, que lo hacéis posible.
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