DUBLÍN, lunes, 21 septiembre 2009 (ZENIT.org).- Los católicos irlandeses tienen el deber siempre de defender la vida de los no nacidos y de los más débiles, recuerdan los obispos del país, aclarando que pueden votar en conciencia "sí" o "no" al Tratado de Lisboa.
"Una cuestión de valores" es el título del comunicado emitido por el Comité de presidencia de la Conferencia de Obispos de Irlanda, emitido con motivo del referéndum, que se celebrará el 2 de octubre en el país, para ratificar o no el acuerdo, ante el rechazo de la primera votación, en mayo de 2008.
El Tratado de Lisboa sustituye a la Constitución para Europa tras el fracasado tratado constitucional de 2004. De lograrse la ratificación del texto de 250 páginas, la Unión Europea tendrá personalidad jurídica propia para firmar acuerdos internacionales a nivel comunitario.
Ante todo, el comunicado del episcopado subraya la diferencia entre política y religión y añade: "Si bien no tratamos de alinearnos con una posición del debate sobre el referéndum, queremos dejar claro que un católico, en conciencia, puede votar 'sí' o 'no'".
"Exhortamos a los cristianos a considerar con atención el contenido del Tratado; también queremos subrayar la responsabilidad que todos nosotros tenemos a la hora de votar y de hacerlo prestando atención no sólo a nuestro interés personal o de grupo, sino el bien de todos los ciudadanos y de toda la comunidad".
"La Unión Europea no es sólo un mercado común; debe ser una comunidad de valores. Una cuestión de valores. Hacemos un llamamiento a todos los representantes elegidos en el país y en Europa a promover y asegurar el respeto de los valores que han edificado la civilización y la cultura europeas, valores como el derecho fundamental a la vida y la protección de los más débiles de nuestra sociedad".
"El Tratado de Lisboa no socava las protecciones legales existentes en Irlanda para los niños no nacidos. Es nuestra responsabilidad, como ciudadanos de Irlanda y ciudadanos de la Unión Europea, promover con vigor el 'evangelio de la vida', como lo describió Juan Pablo II en su encíclica 'Evangelium Vitae'".
"Como ciudadanos de Irlanda, tenemos la responsabilidad de hacer que nuestras voces sean escuchadas sobre el tipo de Europa en el que queremos vivir. No sería la primera vez que Irlanda a desempeñado este papel", aseguran.
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