Desde el cielo en que el tierno Dios nos da su cariño ¡en favor de la vida!, mamá, te habla tu niño. Dios ya me conocía cuando llegué a tu vientre para que me quisieras y para yo quererte, te provocaste un aborto con impiedad que aterra, y no ví el sol, ni tus ojos, ni conocí la tierra. Soy la voz que pregunta de reproches cargada, ¿por qué me destruíste si la vida es sagrada? ¿no sabías que al tiempo que de ti me arrancabas mi derecho a la vida y a la luz me negabas? Para mí fue inhumano, sorprendente, el momento, en que me aniquilaron sin mi consentimiento. Desde el primer instante que el óvulo fecunda, es ya simiente fértil que la creación circunda, es la frágil semilla que genera energía y yo, mamá, ser parte de la creación quería, tú misma fuiste un punto, un hilito pequeño, cuando a su vez mi abuela te concibió en su seno, ser embrión la criatura no justifica el crimen que en favor del aborto los herodes esgrimen; ¡esto ya es alarmante, esto hay que detenerlo! Toda madre soltera debe a su hijo tenerlo. Contra el género humano hoy se compran conciencias, para matar sin freno se conceden licencias, practicando el aborto se está llegando al fondo, porque hay muchas ganancias, es negocio redondo. Yo era vida incipiente que tu ser bendecía, indefenso, inocente, tu corazón ya oía y de ti dependía sin saber que era un lastre, tú por mí decidiste... y no más me mataste. Por tus remordimientos dos verdades elevo: Jesús perdonó y dijo: "Ya no peques de nuevo", también dijo: "¡Perdónalos!, si en mi sufrir se placen, estos hombres no saben, Padre mío, lo que hacen." Así fue tu pecado, pues tampoco sabías el alcance del crimen que ante Dios cometías. ¿Qué esperará a las madres que en abortar reinciden, sin el temor del juicio con que al final se miden? Ya no llores... escucha, a tu conciencia inmigro para que hables por todos los que están en peligro, tú ya estás perdonada porque nadie te dijo ni te convenció firme que tuvieras a tu hijo, diles ésto a esas madres que planean lo mismo, en su intención deténlas porque van al abismo. Maternal fue el ejemplo de la Virgen María cuando salvó a su hijo de la matanza impía. Cuéntales que has llorado y te has arrepentido implorando clemencia por el mal cometido, si no escuchan y siguen su labor de homicidas ora entonces por ellas porque están advertidas y si salvas alguno de los ya sentenciados, en sus ojos los míos mirarás reflejados y sentirás entonces el bien que hubieras hecho con el hijo indeseado estrechado a tu pecho. Desde el cielo en que el tierno Dios nos da su cariño
¡en favor de la vida!, mamá, te habla tu niño.
FUENTE: Delia Pro de Muñoz, "Te habla tu niño" (poema escrito para la organización Vida Humana Internacional). |
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