lunes, 10 de noviembre de 2008

DORMIDOS


P. Frank Pavone, Priests for Life
"No quiero que encuentren a la Iglesia dormida otra vez..."
Ese es el ferviente deseo que me expresara un hombre que fue instrumental en la legalización del aborto, el Dr. Bernard Nathanson, al comentar los desafíos que la bioética nos presenta en el siglo XXI. El Dr. Nathanson opina que en los años 60, él y sus colegas de NARAL (sigla en inglés que en aquel tiempo significaba "Asociación Nacional para la Derogación de la Leyes sobre el Aborto") literalmente "le robaron el tema" a la Iglesia. Cuando habla con religiosos, les dice: "nunca hubiéramos podido obtener lo que deseábamos si Uds. se hubieran mantenido unidos, resueltos y fuertes.
Los nuevos desafíos bioéticos forjan las noticias y la conversación diaria: investigación con células estaminales embrionarias, manipulación genética, clonación humana. Aquellos que quieren promover agendas de ciencia ficción podrán salirse con la suya si la Iglesia no está unida, resuelta y fuerte.
Una de las muchas claves y revelaciones sobre estos temas que surgen de Evangelium Vitae está fundada en un juego de palabras. La palabra "materia" y la palabra latina "mater" (madre) expresan dos maneras diferentes de contemplar la creación, incluyendo la vida humana. Dice el Santo Padre: una vez excluida la referencia a Dios, no sorprende que el sentido de todas las cosas resulte profundamente deformado, y la misma naturaleza, que ya no es «mater», quede reducida a «material» disponible a todas las manipulaciones (EV 22)
En otras palabras, podemos mirar a la creación y considerar cuán útil es, o podemos mirar a la creación y maravillarnos reverentemente frente a ella. Estas dos visiones no son mutuamente excluyentes. Maravillarse por la belleza de un árbol no significa que no lo podamos utilizar como madera. El peligro radica en limitar nuestra visión solamente a la "materia". Esto es particularmente peligroso cuando de vida humana se trata, porque la persona no es una cosa, y no debe ser nunca considerada como tal. El impulso a "usar" embriones y sus células, y a "manipular" el código genético, reduce necesariamente a la persona a la categoría de cosa, a pesar de cualquier "buena intención."
Los nuevos desafíos bioéticos no remplazan al aborto como centro de nuestra atención, porque la afirmación en el fallo "Roe vs. Wade" que la "palabra persona... no incluye a los niños por nacer" constituye la base para la línea de pensamiento detrás de estos desafíos. Como lo señalaron nuestros obispos, "las naciones no son máquinas o ecuaciones. Son ecosistemas. Los hábitos, creencias, valores e instituciones de un pueblo se entrelazan como un sistema radicular. Envenenar un parte eventualmente envenenará el todo... Lo mismo ocurre con el legado de Roe vs. Wade" (Living the Gospel of Life, 1998, n.9)
Salirnos de este embrollo no será fácil. Dormir es fácil, la vigilancia tiene un precio. Fundamentalmente, para que la Iglesia no se quede dormida, debemos fijar prioridades a nuestras actividades, y dedicar más recursos a la educación y al activismo en defensa de la vida. Este trabajo no puede ser un pasatiempo, requiere que lo demos todo. Pero eso debería resultarnos familiar a los cristianos.

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