P. Frank Pavone, Priests for Life
El Santo Padre ha hecho un nuevo regalo al movimiento pro-vida.
Probablemente hayan visto la imagen de Jesús de pie con su mano apuntando a su corazón de donde emanan un rayo rojo y otro celeste. Las palabras "Jesús, en Vos confío" están debajo. Esta imagen representa la devoción a la Divina Misericordia, basada en las revelaciones dadas a Sta. Faustina Kowalska (1905-1938). Esta misma imagen fue revelada a ella, como lo fue la "Coronilla de la Divina Misericordia", en la que se rezan las siguiente palabras:
"Eterno Padre, yo te ofrezco el Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad de vuestro muy amado Hijo y Señor Nuestro, Jesucristo, en expiación de nuestros pecados y de los de todo el mundo. Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero".
El papa Juan Pablo II ha promovido esta devoción dentro de la Iglesia, y ha declarado al Domingo después de Pascua como Domingo de la Divina Misericordia. Muchos fieles, especialmente en el movimiento pro-vida practican esta devoción.
En efecto, el vínculo entre esta devoción y el aborto está establecido por la propia Sta. Faustina y registrado en su diario. El padre Seraphim Michalenko, MIC, que fue el principal traductor del diario de Sta. Faustina, y postulador de su causa de canonización, escribe lo siguiente:
"Por lo menos en tres ocasiones, desde las 8:00 hasta las 11:00 de la noche, sintió como si sus entrañas fueran desgarradas. Sufrió tanto que pensó que iba a morir. Los doctores no podían descifrar que era lo que la aquejaba y no había medicación que pudiera aliviar su sufrimiento. Más tarde, se le permitió entender que estaba padeciendo estos dolores por las madres que estaban abortando sus niños. (Diario, 1276)"
"En otra ocasión, tuvo una visión de un ángel que venía con rayos para destruir una de las ciudades más bellas de su país. Y se sintió impotente para hacer algo (Diario, 474). ¿Qué antídoto le dio el Señor? La coronilla de la Divina Misericordia. [Ella explicó] que la ciudad iba a ser castigada por sus pecados, especialmente el pecado del aborto". ("Vientres de Misericordia", "Wombs of Mercy," Marian Helpers Bulletin, Summer 1995, p. 13).
Ahora el papa personalmente ha enfatizado de nuevo esta conexión, al firmar una bendición papal especial para aquellos que recen la coronilla para acabar con el aborto. La bendición, firmada en la fiesta de la Anunciación, el 25 de marzo de 2003, está dirigida a los apóstoles eucarísticos de la Divina Misericordia y a "todos los fieles del mundo que se unen a ellos ofreciendo la Coronilla de la Divina Misericordia… por las madres, para que no aborten sus hijos; por los infantes en peligro de ser matados en el vientre; por un cambio en el corazón de los proveedores de abortos y sus colaboradores; por las víctimas humanas de la investigación con células estaminales, manipulación genética, clonación y eutanasia, y por todos los que tienen a su cargo el gobierno de los pueblos, para que promuevan la Cultura de la Vida, y así terminar con la cultura de la muerte".
Dios no dejará de oir nuestra oración, no dejemos de rezarla.
El Santo Padre ha hecho un nuevo regalo al movimiento pro-vida.
Probablemente hayan visto la imagen de Jesús de pie con su mano apuntando a su corazón de donde emanan un rayo rojo y otro celeste. Las palabras "Jesús, en Vos confío" están debajo. Esta imagen representa la devoción a la Divina Misericordia, basada en las revelaciones dadas a Sta. Faustina Kowalska (1905-1938). Esta misma imagen fue revelada a ella, como lo fue la "Coronilla de la Divina Misericordia", en la que se rezan las siguiente palabras:
"Eterno Padre, yo te ofrezco el Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad de vuestro muy amado Hijo y Señor Nuestro, Jesucristo, en expiación de nuestros pecados y de los de todo el mundo. Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero".
El papa Juan Pablo II ha promovido esta devoción dentro de la Iglesia, y ha declarado al Domingo después de Pascua como Domingo de la Divina Misericordia. Muchos fieles, especialmente en el movimiento pro-vida practican esta devoción.
En efecto, el vínculo entre esta devoción y el aborto está establecido por la propia Sta. Faustina y registrado en su diario. El padre Seraphim Michalenko, MIC, que fue el principal traductor del diario de Sta. Faustina, y postulador de su causa de canonización, escribe lo siguiente:
"Por lo menos en tres ocasiones, desde las 8:00 hasta las 11:00 de la noche, sintió como si sus entrañas fueran desgarradas. Sufrió tanto que pensó que iba a morir. Los doctores no podían descifrar que era lo que la aquejaba y no había medicación que pudiera aliviar su sufrimiento. Más tarde, se le permitió entender que estaba padeciendo estos dolores por las madres que estaban abortando sus niños. (Diario, 1276)"
"En otra ocasión, tuvo una visión de un ángel que venía con rayos para destruir una de las ciudades más bellas de su país. Y se sintió impotente para hacer algo (Diario, 474). ¿Qué antídoto le dio el Señor? La coronilla de la Divina Misericordia. [Ella explicó] que la ciudad iba a ser castigada por sus pecados, especialmente el pecado del aborto". ("Vientres de Misericordia", "Wombs of Mercy," Marian Helpers Bulletin, Summer 1995, p. 13).
Ahora el papa personalmente ha enfatizado de nuevo esta conexión, al firmar una bendición papal especial para aquellos que recen la coronilla para acabar con el aborto. La bendición, firmada en la fiesta de la Anunciación, el 25 de marzo de 2003, está dirigida a los apóstoles eucarísticos de la Divina Misericordia y a "todos los fieles del mundo que se unen a ellos ofreciendo la Coronilla de la Divina Misericordia… por las madres, para que no aborten sus hijos; por los infantes en peligro de ser matados en el vientre; por un cambio en el corazón de los proveedores de abortos y sus colaboradores; por las víctimas humanas de la investigación con células estaminales, manipulación genética, clonación y eutanasia, y por todos los que tienen a su cargo el gobierno de los pueblos, para que promuevan la Cultura de la Vida, y así terminar con la cultura de la muerte".
Dios no dejará de oir nuestra oración, no dejemos de rezarla.
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