lunes, 1 de septiembre de 2008

Este es mi Cuerpo



Por el P. Frank Pavone
Director Nacional de Sacerdotes por la Vida

Te has dado cuenta de que las mismas cuatro palabras que fueron usadas por el Senor Jesús para salvar al mundo son también usadas por algunos para promover el aborto? "Este es mi Cuerpo". Las mismas palabras sencillas son recitadas desde extremos opuestos del universo son significados completamente contrarios el uno del otro.
Las Escrituras nos dicen que la noche antes de que El muriera para salvar a todos, el Senor Jesús tomó pan en sus manos, lo bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo "Este es mi cuerpo, que daré por ustedes". Se refería a lo que iba a ocurrir al dia siguiente, cuando El ofrecería aquel mismo Cuerpo en la cruz. El se sacrifica para que nosotros podamos vivir. El ofrece su Cuerpo para lograr destruir el poder del pecado y de la muerte. Como resultado, El nos recibe en su Vida, en su Reino. Nos hace miembros de su Cuerpo!
Por otro lado, las que apoyan el aborto dicen, "Este es mi cuerpo, así que no interfieran con él! Es mio, así que puedo hacer con él lo que quiera, aún llegar a matar la vida dentro de él. Todo es secundario al dominio mío sobre mi cuerpo". En efecto, una partidaria del aborto publicó (Michelle Goldberg, Rant for Choice, en un periódico estudiantil de la Universidad de Buffalo, 1995), "Yo digo (a los pro vida) que su Dios no vale nada comparado con mi cuerpo".
"Este es mi Cuerpo". Las mismas palabras, con diferentes resultados. Cristo da su Cuerpo para que otros vivan; las partidarias del aborto se aferran a sus cuerpos y otros mueren. Al dar su Cuerpo Cristo nos ensena el significado del amor: Yo me sacrifico por el bien de la otra persona. El aborto enseña lo opuesto al amor: Yo sacrifico a la otra persona para mi propio bien!
Este es mi Cuerpo". Si, como tal, nuestro cuerpo fuera nuestro, entonces hagamos la próxima pregunta: Por qué? La respuesta es para que podamos ofrecer nuestros cuerpos, nuestras vidas, a nosotros mismos, amándonos unos a otros y a Dios. Cristo dice, "Hagan esto en memoria mía". Nos llama a hacer lo que El hizo y así precisamente es como invertimos la dinámica del aborto. Mamá y papá deben decir a su hijo "Este es mi cuerpo, mi vida,ofrecida a ti", en lugar de decirle, "este es mi cuerpo, mi vida, así que yo puedo deshacerme de ti".
Nunca se encontrará la felicidad humana ni la realización total eliminando a otros del camino. Ambas se encuentran cuando nosotros mismos nos hacemos a un lado.

El Papa Juan Pablo II dice en la encíclica Evangelium Vitae #51:
El, quien vino "no a ser servido sino a servir y a entregar su vida por nosotros" (Mc 10:45), alcanza en la cruz la plenitud de amor: "Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos"(Jn 15;13). El murió por nosotros siendo nosotros pecadores. (cf Rm 5;8).
De esta manera, Jesús proclama que la vida encuentra su centro, su significado y su plenitud cuando se entrega por otros.
He ahí que nuestra meditación se convierte en una oración de adoración y acción de gracias, y al mismo tiempo nos anima a imitar a Cristo y a seguir tras sus pasos. (cf. 1Pe 2;21).
También nosotros hemos sido llamados para entregar nuestras vidas por nuestros hermanos y hermanas, y por ende, encotrar en su plenitud el significado y destino de nuestra existencia.
"Este es mi Cuerpo". No es casualidad que las mismas palabras se usen para unos propósitos tan diferentes. En esto anida en conflicto espiritual. Todos alcanzaremos la victoria, en nuestras propias vidas y en el mundo, al cumplir con estas palabras en amorosa auto-entrega.

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