(NUEVA YORK – C-FAM) A pesar de la intervención directa de un funcionario de UNICEF, la República Dominicana parece estar predispuesta a aprobar una nueva Constitución que protege la vida humana “desde la concepción hasta la muerte”.
Mientras que los legisladores dominicanos debatían los méritos de dicha disposición y de la penalización del aborto en la nación, Nils Kastberg, director regional de UNICEF para Latinoamérica y el Caribe, se interpuso y pidió que los legisladores nacionales consideraran la despenalización del aborto, para que las mujeres no se vieran forzadas a realizar “prácticas riesgosas”. Además insinuó que, en caso contrario, serían unos “hipócritas” que se muestran indiferentes ante el elevado índice de nacimientos de madres adolescentes que se registra en la nación, el cual supera el promedio. Kastberg realizó estas inusitadas declaraciones durante su visita a Santo Domingo, a fines de marzo.
Lejos de doblegarse frente a la presión externa ejercida por UNICEF y por organizaciones no gubernamentales, los miembros de la asamblea bicameral constitucional votaron esta semana a favor del decreto propuesto, incluyendo el artículo 30, que reza “el derecho a la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte”, mientras que otro artículo define al matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer. En total, hubo 167 votos a favor y sólo 32 en contra.
Los grupos pro-vida consideran que la reforma constitucional es un hecho consumado, pero aún resta una segunda lectura, seguida de la promulgación oficial por parte del Presidente. El apoyo trascendió las líneas partidarias, ya que el Partido Revolucionario Dominicano, del Partido Reformista Social Cristiano y la mayoría de los miembros del partido oficialista (Partido de la Liberación Dominicana) declararon abiertamente su apoyo a las disposiciones sobre el derecho a la vida.
La intromisión del sueco Kastberg trajo a la memoria una intervención abortista de UNICEF y de agencias de las Naciones Unidas en Latinoamérica. Cuando en 2006 Nicaragua reforzó la legislación en defensa de los no nacidos, UNICEF se alió con otras agencias, como el Fondo de Población y el Fondo de Desarrollo de la ONU, para firmar una carta dirigida al Presidente de la Asamblea Nacional nicaragüense, en la cual se aseguraba, falazmente, que la legislación violaba los derechos contemplados en numerosos documentos internacionales, como, por ejemplo, la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés).
Además, cuatro países escandinavos, Holanda y Canadá refrendaron la carta, en la que se decía que Suecia retiraba una ayuda financiera a favor de Nicaragua por de más de 20 millones de dólares, debido a la reforma legislativa. En dicho documento, Finlandia amenazaba con quitar el apoyo económico a ese país si se introducían cambios en la ley del aborto.
A pesar de su imagen de organismo dedicado a la asistencia de los niños del mundo en desarrollo, en los últimos años UNICEF ha respaldado la liberalización del aborto. Según Douglas Sylva, colega del Instituto de Familia Católica y Derechos Humanos (C-FAM) [editor de Friday Fax] y autor de un libro blanco sobre dicho organismo, UNICEF es “un defensor oportunista del derecho al aborto”. Un especialista que durante años ha estudiado a UNICEF dijo a Friday Fax: “¿De dónde saca UNICEF la autoridad para interferir en las decisiones constitucionales de un Estado soberano?”.
Una vez promulgada la Constitución, la República Dominicana se sumará a otras naciones Latinoamericanas que protegen explícitamente a los niños en gestación, entre las que se cuentan Chile, Paraguay y Guatemala. Además, al menos diez Estados mejicanos (entre ellos el Estado de Nayarit, situado sobre las costas del Pacífico) han enmendado sus Constituciones para preservar la vida desde el momento de la concepción. Las reformas constitucionales en favor de la vida introducidas en México y en la República Dominicana son una muestra de la reafirmación popular de los principios pro-vida en la región.
Traducción: Luciana María Palazzo
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